lunes, 28 de enero de 2013

Santa Inés "Segundo", día de la inspiración de la Orden Trinitaria

Bulto de santa Inés a la entrada
de la biblioteca del convento de
los trinitarios de Echegaray,
Madrid-España.
Santa Inés "Segundo"
De Inés mucho se ha dicho, escrito, representado e imaginado, pero lo único que podemos decir con certeza es que en el siglo IV ya tenía culto propio. Murió mártir, al parecer hacia la segunda mitad del siglo III, o más probablemente a principios del IV en Roma. El papa Dámaso honró su sepulcro con un poema, y muchos padres de la Iglesia a partir de san Ambrosio le dedicaron alabanzas.

A finales del siglo XII, la fiesta de santa Inés señalada para el 21 de enero, se encontraba entre las más importantes de la Iglesia, de ahí que en muchas partes de Europa se le celebraba con Octava, es decir, que ochos días después (el 28 de enero), se repetía el oficio litúrgico de la fiesta, por esta razón se le conocía con el nombre de santa Inés "Segundo".

Primera Misa de san Juan de Mata
Muchos contemporáneos a los primeros años de la Orden de la Santa Trinidad tenían claro que la misma había sido fundada por inspiración divina, pero, el primer relato trinitario sobre el origen de la Orden, data de 1250. Según éste, el día de su primera Eucaristía, san Juan de Mata: 
La primera misa de san
Juan de Mata, según la
tradición de la Orden, tuvo
lugar el día de la octava
de santa Inés. Foto:
San Crisógono (Roma)
Al levantar los ojos vio la majestad de Dios y a Dios que asía de sus manos a dos hombres con cadenas en los tobillos, de los que uno parecía de color y deforme y el otro pálido y macilento. Como se demoraba demasiado en la consagración, los circunstantes, es decir el obispo (de París), el abad (de San Víctor), su maestro Prevostino y los demás estaban maravillados de los que podría ser aquello. El mismo obispo, el abad y el maestro Prevostino, dirigiendo sus ojos a lo alto, vieron lo mismo y glorificaban al Señor, y luego lo espabilaron y, volviendo en sí, continuó la misa. Concluida la misa, le preguntaron que había visto. Confesó lo que vio, y alabó al Señor. Y ellos confesaron asimismo lo que habían visto. (Fuentes, doc. 76)
Según el Necrologio de Chateaubriaund, fue el 28 de enero de 1193, octava de la fiesta de santa Inés, cuando san Juan de Mata celebró su primera misa y cuando recibió de modo extraordinario, la inspiración que le lleva a la fundación de una Orden religiosa, dedicada a la redención de cautivos.

Una visión de Inocencio III de la que poco se habla
Inocencio III, elegido papa el 8 de enero de 1198, al parecer, era tratado como un hombre místico y muy ligado a las visiones, por lo menos esa es la imagen que se ve en las crónicas de las diversas Órdenes religiosas por él aprobadas. Franciscanos y dominicos le dan una gran importancia al papel que jugó el papa en los orígenes de sus Órdenes. Los trinitarios no podían quedarse atrás, y ponen en Inocencio III (como lo ha querido la tradición) la visión de un ángel vestido con el hábito trinitario y dos cautivos asidos a sus manos. La secuencia o relato en verso anónimo sobre el origen de la Orden, contemporáneo al documento citado (aproximadamente del 1250), coloca la fecha de dicha aparición, también el día de santa Inés Segundo de 1198:

      
Misa de Inocencio III, que erróneamente se atribuye a
san Juan de Mata. La tiara que sostiene en sus manos
el sacerdote arrodillado (en la parte izquierda de la imagen)
deja claro, que quien celebra se trata de un papa.
Foto: Lienzo, recientemente restaurado, de la
Iglesia de Triora-Italia.
El justo Dios se compadece
aquel día en que se celebra
la fiesta de santa Inés.
El papa entra en el templo,
donde desea vivamente celebrar
movido por la bondad de éstos. (Juan y Felix)

En la misa invoca
al Espíritu para que les conceda
el hábito y la Regla.
Ve un ángel vestido de blanco
y encima puesto el signo
de la cruz es esta forma.
El ángel tiene en sus manos
a dos hombres, cristiano el uno
y sarraceno el otro.
Quieren significar que el pagano
y esta Orden Trinitaria
realizarán canjes.

Cuando el Papa terminó la misa,
mandó llamar a los dos ermitaños
para comunicarles la visión.
(Fuentes, doc. 77.)

Por mucho tiempo, la visión del ángel, que tuvo Inocencio III, opacó la visión que tuviera san Juan de Mata, relegándola a un segundo plano, incluso llegaron a mezclarse ambas experiencias, de tal modo que en la iconografía de dicha visión, encontramos pinturas que representan a Inocencio III y las tenemos como si fueran de san Juan Mata o viceversa. Con el tiempo, la majestad de Dios, de la experiencia de san Juan de Mata, pasó a ser representada por el ángel y no por el Pantocrátor.

El Mosaico del convento Santo Tomás in Formis en Roma,
comisionado por el mismo san Juan de Mata hacia
1210, simboliza la visión que tuvo en su primera eucaristía.

¿Ángel o Pantocrátor?
Antes de decir algo al respecto, cito las palabras del padre fr. Calixto de la Providencia, en su libro sobre la vida de san Juan de Mata:
Un ángel en el pasado se le había aparecido a Moisés, pero los intérpretes de la Sagrada Escritura enseñan que, bajo la figura de un ángel, Dios mismo se la había presentado a los profetas, porque decía: Yo soy el Señor. Lo mismo sin duda a san Juan de Mata. El medallón de Santo Tomás in Formis... no tiene un ángel, sino el Salvador en medio de dos esclavos. (Pie de página 1, p. 103)
     
Santa Inés, ataviada con el hábito
de la Orden Trinitaria. Foto:
Lienzo del Monasterio de las
trinitarias de Lope de Vega.
Madrid (España).
Hoy, todos los escritores de la Orden están de acuerdo en que el Fundador de la Orden trinitaria dejó grabado fielmente el contenido de su visión en el Mosaico de Santo Tomás in Formis en Roma. En él, aparece Cristo Redentor sujetando con sus manos a dos hombres que llevan cadenas en sus tobillos, con esta inscripción: Signo de la Orden de la Santa Trinidad y de los Cautivos. El cual se halla en el sello de san Juan de Mata, como Ministro General y en el de sus sucesores.

Santa Inés, protectora de la Orden desde sus orígenes
Según una antiquísima costumbre, los cristianos tomaban como su protector al santo que, según el calendario litúrgico, correspondía al día de su nacimiento. Lo mismo hacían las obras, empresas o institutos, con el santo correspondiente al día de su fundación o al de algún evento importante de su historia.

En recuerdo de los dos acontecimientos: la primera misa de san Juan de Mata el 28 de enero de 1193 y la misa de Inocencio III, el 28 de enero de 1198, que tenían como pretensión demostrar el origen divino de la Orden, los trinitarios proclamaron a santa Inés como Patrona principal de la Orden, celebrando su fiesta ese mismo día, hasta nuestros días.

BIBLIOGRAFÍA
ANGELO ROMANO DI SANTA TERESA, S.Giovanni di Matha, Fondatore..., Vicenza [1948].
CABROL, Fernand, Octava, en: Enciclopedia Católica.
CALISTO DELLA PROVIDENZA, Vita de San Giovanni de Matha..., Roma 1894.
HERNÁNDEZ, José, Espigando el Patrimonio Trinitario, Roma 2000, p. 13.
LLONA, Germán, Fundador y Redentor..., Salamanca 1994.
PROPIO DE LA ORDEN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
RABRÉ, Ramón, Santa Inés; historia y leyenda, en: Tus Preguntas sobre los Santos.
VIZCARGÜENAGA, Ignacio, Carisma y misión de la Orden Trinitaria, Salamanca [2011].
ZABALETA, Primitivo, La primera Misa, en: San Juan de Mata, Salamanca [1978], p. 132-135.

lunes, 7 de enero de 2013

San Juan de Ribera

    
San Juan de Ribera. Pintura
del siglo XVI de Luis
Morales. Fuente: Wikipedia.
¿Por qué se venera a san Juan de Ribera en el calendario trinitario? ¿Qué relación tiene con la Orden?

Aunque escuchamos hablar en muchas ocasiones sobre la Familia Trinitaria, es menester aclarar que éste es un término prácticamente nuevo (lo que no quiere decir que la realidad de la misma no sea antigua) y genérico (que incluye a religiosos, religiosas y laicos). Dentro de la Familia, se encuentra el Laicado Trinitario, término también nuevo y genérico que incluye realidades diversas, a saber: cofrades trinitarios, la Venerable Orden Tercera Trinitaria y los Laicos Trinitarios de distintos grupos y/o movimientos. Es fácil que se presenten muchas complicaciones a la hora de hablar de los terciarios y cofrades, porque entre estos encontramos también a obispos, religiosos de otras órdenes, sacerdotes seculares e incluso papas. Lo que resulta hasta chistoso, porque leemos en el calendario que se presenta a Inocencio III, papa, como terciario y hoy los terciarios hacen parte del laicado. En definitiva no nos dejemos engañar por los términos.

Aun hoy, existen varias
cofradías trinitarias, la gran
mayoría en España. Foto:
Cofradía de la Sangre de Cristo.
En el caso de san Juan de Ribera, el calendario trinitario lo recuerda en su carácter de cofrade trinitario. Las cofradías trinitarias nacen con san Juan de Mata y desde el principio de llamaron cofradías de la Redención o cofradías de la Santísima Trinidad. Se propagaron por toda Europa, florecieron especialmente en Francia y en España. Su cooperación con los Hermanos de la Santa Trinidad (los frailes), fue decisiva a la hora de la recolección de limosnas para la redención y en la propagación del culto de la Santísima Trinidad. Un cofrade, recibía el escapulario de la Trinidad (con la cruz roja y azul), que lo distinguía como miembro afiliado de la Orden. En nuestros días existen numerosas cofradías trinitarias, de modo especial en España.

Pinceladas biográficas de san Juan de Ribera:
Nació en Sevilla, probablemente en 1522. Era hijo de Dn. Pedro Enríquez de Ribera, duque de Alcalá, marqués de Tarifa y, posteriormente al nacimiento de Juan, virrey de Cataluña y de Nápoles. Se quedó huérfano de madre siendo muy niño.

    
San Juan de Ribera. Fuente:
Hermandad San Esteban.
Estudió en la prestigiosa Universidad de Salamanca, donde consigue el grado de doctor en Teología y se ordena sacerdote. Con solo 30 años de edad, en 1562, el Papa Pío IV, lo nombró obispo de Badajoz. Allí se dedicó con toda su alma a adoctrinar a los católicos e ir en contra del nuevo movimiento de los protestantes, formando pequeños grupos de misioneros, predicando y administrando los sacramentos, visitando los enfermos y socorriendo a los pobres. Más tarde, fue nombrado arzobispo de Valencia y patriarca de Antioquía (1568), a fin de que pudiera afrontar los graves problemas planteados por los moriscos valencianos. El Rey lo nombró virrey de Valencia y, así, llegó a ser al mismo tiempo jefe religioso y jefe civil.

San Juan de Rivera era un obispo muy activo, desde 1569 hasta 1610, hizo 2715 visitas pastorales a las parroquias y los resultados de esas visitas los dejó en 91 volúmenes con 91,000 páginas. Celebró siete Sínodos, o reuniones con todos los párrocos. Fundó el Real Colegio Seminario del Corpus Christi, conocido entre los valencianos con el nombre de El Patriarca, cuyo cometido principal era la formación de sacerdotes según el espíritu y las disposiciones del Concilio de Trento, tal y como recoge el mismo fundador en las constituciones. Se hizo famoso en España, especialmente, por su intervención en la expulsión de los moriscos y por su compromiso con la reforma y Contrarreforma en Valencia.
Los moriscos pidiendo ayuda al santo. Óleo historicista de Francisco
Domingo Marques 1864. Fuente: Pregunta Santoral.
Tuvo amistad con todos los santos que florecieron en aquellos tiempos: San Juan de Ávila, San Luis Bertrán, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Pedro de Alcántara, San Pascual Bailón, San Salvador de Horta, San Alonso Rodríguez, Santa Teresa de Jesús, San Roberto Belarmino, San Lorenzo de Brindis, Beato Nicolás Factor, Beato Andrés Hibernón y Beato Gaspar Bono. El arzobispo de Valencia falleció el 6 de enero de 1611. El papa san Pío V lo llamó "lumbrera de toda España". Fue beatificado por Pío VI en 1796 y canonizado por Juan XXIII en 1960.

Bendición de escapularios con
la cruz trinitaria calzada. Fuente:
Hermanda de la Trinidad de Sevilla.
Relaciones con la Orden Trinitaria
San Juan de Ribera recibió el escapulario trinitario en la cofradía de la Santísima Trinidad del convento de los Calzados de Sevilla, por ello, en nuestro calendario le damos el título de cofrade trinitario. se caracterizó por ser un gran benefactor de la Orden, de la cual se sentía muy orgulloso de estar afiliado. Tenía un gran afecto por el convento de Valencia, ciudad de la cual fue obispo, lo visitaba con mucha frecuencia, al que donó dos grandes cuadros (uno de la historia de la salvación y el otro de nuestros santos Padres Juan y Felix) y depositó en la iglesia conventual, el cuerpo de san Bernardo de Alcira, mártir. Cuando se unen las provincias de Castilla y Aragón es el mismísimo obispo, quien da licencia para la publicación de la edición valenciana de las Constituciones castellanas de 1589. Vistió a los religiosos trinitarios de Valencia con las nuevas capas negras por mandato del Papa (antes eran blancas) en 1577.

Amó grandemente a los religiosos trinitarios P. Fr. Francisco Davon, P. fr. Geronimo Broix y P. Fr. M. Salamanca, con quienes tuvo una estrechísima amistad y confió a los hermanos del convento de Valencia la gran misión de evangelizar, junto con los frailes de la Orden de los Predicadores, a los moros de esa región.

Los trinitarios celebramos su memoria el día 7 de enero.

BIBLIOGRAFÍA
Glosa al proyecto de vida del laicado trinitario, Villanueva del Arzobispo, 2004.
José HERNÁNDEZ, Espigando el patrimonio trinitario, [Roma 2001].
Juan Ximenez, Vida del beato Juan de Ribera, Valencia 1798.
Lorenzo REYNÉS, Crónica de la provincia de Aragón del Orden de la Sma. Trinidad, vol. 5, Palma de Mallorca 1770.
Angelo ROMANO, Le afiliazioni dell'Ordine Trinitario, Isola del Liri [1947].