martes, 7 de mayo de 2013

El traslado de las reliquias de san Juan de Mata

Muerte de san Juan de Mata. Láminas del
siglo XVII. Obra del pintor flamenco
Theodor Van Thulden.
Preguntan desde Bogotá - Colombia. ¿Por qué se dice traslación de las reliquias de san Juan de Mata cuando en realidad fue un robo?

Primero que nada es necesario hacer una aclaración antes de dar una respuesta, porque las cosas no son como muchas veces se piensan y es triste que se popularicen falsedades, o verdades a medias, por falta de compresión de los hechos históricos. Precisamente por este desconocimiento algunos dicen que deberíamos cambiar el nombre de Traslación de las reliquias de san Juan de Mata por el de "robo de las reliquias".

Para entender dicha memoria en el calendario litúrgico de los trinitarios es necesario conocer un poco de la historia del convento que por más de cuatrocientos años cobijó los restos mortales de su fundador.

Una pequeña capilla en el cuarto
donde según la tradición murió
san Juan de Mata. Santo Tomás
in Formis - Roma.
Muerte y sepultura de san Juan de Mata
Luego de haber entregado su vida a la fundación y consolidación de la Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos, en 1209 san Juan de Mata llega al convento de Santo Tomás in Formis en Roma, donde luego de cuatro años de servicio, muere el 17 de diciembre de 1213.

No se sabe como habrá sido el funeral, algunos lo pueden imaginar glorioso, sin embargo el anonimato que caracterizó su existencia para resaltar solo la gloria de la Trinidad, seguramente marcaría también el evento de su muerte. Sus discípulos depositaron su cuerpo en la iglesia del convento, en un sarcófago de mármol blanco en el que grabaron la siguiente inscripción:

En el año de la encarnación del Señor, 1197, en el pontificado del señor papa Inocencio III, en el primer año, el 17 de Diciembre, por señal de Dios fue instituida la Orden de la Santa Trinidad y de los Cautivos por el hermano Juan, bajo propia Regla, concedida a él por la Sede Apostólica. Fue sepultado el mismo hermano Juan en este lugar, el año del Señor 1213, el mes de diciembre, el día 21.

Pérdida y reclamo de Santo Tomás in Formis
En 1378 ocurrió un evento que destruyó la unidad de la Iglesia Occidental, conocido como el cisma de Occidente, en el cual ─ por razones que no cito porque nos desviarían del tema ─ la cristiandad se dividió en dos obediencias: una parte al papa italiano, Urbano VI; y la otra, al antipapa francés, Clemente VII. Los trinitarios franceses, a la cabeza del ministro general, siguieron al antipapa Clemente VII, razón por la cual Urbano VI confiscó el convento de Santo Tomás in Formis, pasando en 1379 a ser propiedad del capítulo de San Pedro del Vaticano. Aunque en 1417 llegó la paz a la Iglesia con la elección de un solo pontífice bajo Martín V, no se devolvió el convento a los trinitarios.

Foto actual de lo que alguna vez fue el convento de Santo Tomás
in Formis. Solo la parte donde se encuentra la iglesia es administrada
por los trinitarios, aunque sigue perteneciendo al Capitulo de San
Pedro del Vaticano. 
El edificio a finales del siglo XIV, por falta de mantenimiento, se deterioró a tal punto que causaba dolor a los ojos de los trinitarios que visitaban Roma; para tratar de recuperarlo el ministro general fray Bernardo, se dirigió al papa Pio V, logrando buenos resultados, ya que el pontífice ─ por medio de la bula Cum sicut accepimus del 18 de octubre de 1571 ─ exigió al capítulo de San Pedro, bajo pena de excomunión, la devolución del convento a sus antiguos dueños. Sin embargo a los pocos meses el papa murió, y dicho capítulo anuló las disposiciones emanadas a favor de los trinitarios. En esa condición de abandono se mantuvo el lugar del sepulcro de san Juan de Mata, por lo que era lícito pensar para algunos religiosos en la posibilidad de robar sus reliquias y procurarles un lugar de mayor dignidad; incluso san Juan Bautista de la Concepción en 1598 escribe lo siguiente: sienten sus religiosos tan gran amor hacia el Fundador que, si pudieran ir millares de leguas por buscar sus santas reliquias fueran.

El robo de las reliquias
El deseo de los religiosos de llevarse las reliquias de san Juan de Mata se hizo más fuerte a partir de 1630, cuando se comenzó a trabajar por el reconocimiento del culto inmemorial del Fundador. En ese entonces, existían tres conventos de los trinitarios en Roma, Santa Francisca Romana de los Calzados, San Carlino alle Quattro Fontane de los Descalzos y San Dionisio de los Reformados Franceses. Recuperar el convento de Santo Tomás in Formis era ya una cosa secundaria, el verdadero interés se centraba en hacerse a las venerables reliquias.

Omoplato de san Juan de Mata
que se venera en la iglesia de San
Crisógono de los trinitarios en Roma.
Los hermanos legos, trinitarios calzados, fray Gonzalo de Medina y fray José Vidal,  del convento de Santa Francisca Romana, la noche del 18 de marzo de 1655 fueron a Santo Tomás in Formis, saltaron el muro del jardín, rompieron una ventana de la iglesia y entraron en ella, dirigiéndose al sarcófago donde se encontraban los restos de san Juan de Mata. Tomaron las reliquias y dejaron en su lugar una nota que reza los siguiente: Movidos por el celo de su religión y como reposaron los huesos en una iglesia que no era la suya y no tenían conveniente veneración y estaba medio derruida y sola en medio de la ciudad, determinaron robarlos. Los restos fueron conservados en una caja de brocado de oro y sellada y escondidos primeramente en el convento de los calzados y después en el hospital de Santiago de los Españoles de Roma, antes de su definitiva partida a España, en manos del p. fray Arias Portocarrero osst.

Al llegar a Madrid, las reliquias fueron entregadas al Nuncio apostólico de España, Camilo de Maximis, el 24 de noviembre de 1655, quien certificó la autenticidad de las mismas y las depositó en la capilla de la nunciatura.

Reconocimiento y traslado de las reliquias
En 1686 el cardenal Macello Durazzo manifestó que era necesario que las reliquias estuvieran en un lugar donde se les pudiera rendir culto público. Los trinitarios descalzos, ante esta oportunidad, las reclamaron y las consiguieron para si, depositándolas en la capilla conventual, pero no las expusieron al culto público, porque rondaba entre los frailes la duda de la originalidad de las mismas, lo cual era lógico, por la manera en como se llevó a cabo el robo y el viaje, pasando por diversas manos y diferentes lugares. Ante la duda se hizo necesario un nuevo reconocimiento de las reliquias y gracias al valioso trabajo del Ministro general de los descalzos, p. fray Miguel de San José, se logró el reconocimiento del papa Inocencio XIII el día 16 de septiembre de 1721.

Por autorización apostólica las reliquias fueron repartidas entre las dos familias trinitarias, calzados y descalzos, y otras partes importantes fueron destinadas a la basílica de San Pedro en el Vaticano, a la iglesia de Santo Tomás in Formis, al convento de los calzados en Tolouse y a la provincia trinitaria de Portugal.

Urna de plata con las reliquias de san Juan de Mata en la iglesia
santuario de Salamanca - España.
Al año siguiente (1722), los trinitarios descalzos mandaron fabricar una urna de plata, decorada con pedrería y adornos florales, para depositar la parte correspondiente de las reliquias. En mayo del mismo año las llevaron en procesión a la iglesia conventual de la Santísima Trinidad (hoy Jesús de Medinaceli). Los calzados por su parte, el cuarto domingo de Pascua del mismo año, depositaron su parte en una urna dorada y la trasladaron hacia la casa de la Trinidad de Atocha, en una procesión solemne por las calles de Madrid, en la que participaron incluso grandes personalidades de la ciudad. A este acontecimiento se debe la memoria que aún hoy los trinitarios celebran en su calendario litúrgico.

De las monjas trinitarias de Lope de Vega a Salamanca
A finales del siglo XIX, con la extinción de los trinitarios calzados, la urna dorada pasó a las monjas trinitarias de Lope de Vega en Madrid y en 1835, por causa de la exclaustración de los religiosos, se trasladó la urna de plata de los descalzos al mismo monasterio.

Parroquia San Juan de Mata, donde
actualmente descansan las reliquias
del santo fundador de los trinitarios.
Al proclamarse la República (1931-1936), para velar por la seguridad de las sagrados restos, las monjas los trasladaron a la casa de los señores Navarro Reverter, de donde fueron robados durante la guerra civil (1936-1939) y sin saber como, vinieron a parar el sótano de la catedral de San Isidro en Madrid. Terminada la guerra, las trinitarias reclamaron las reliquias y las regresaron a su monasterio, en donde permanecieron hasta su último traslado el 8 de octubre de 1966 al convento de los trinitarios de Salamanca.

En la actualidad las reliquias principales se conservan en la urna de plata ya mencionada, en la parroquia San Juan de Mata de Salamanca. Las monjas trinitarias de Lope de Vega, obtuvieron para ellas una parte que depositaron en una urna dorada y los trinitarios del convento de San Crisógono en Roma conservan un omóplato, expuesto a la veneración pública.

A modo de respuesta
El hecho de que los restos de san Juan de Mata fueron robados de Santo Tomás in Formis, por los trinitarios calzados españoles, es una realidad histórica indudable. La fecha del hurto, como ya se ha dicho arriba,  fue el 18 de marzo de 1655. Aquí comienza la historia de diversos traslados de las reliquias de un lugar a otro. Sin embargo, no es este el acontecimiento que se celebra en el calendario litúrgico trinitario.

La celebración litúrgica del 7 de mayo conocida como el Traslado de las reliquias de san Juan de Mata, conmemora la procesión solemne de las mismas que se realizó en mayo de 1722, tanto por los trinitarios descalzos como calzados, hacia sus respectivas iglesias conventuales, luego del reconocimiento de la autenticidad de los venerables restos y la devolución de los mismos a los hijos de san Juan de Mata.

BIBLIOGRAFIA
CALLISTO DELLA PROVIDENZA, Vita de san Giovanni di Matha, Roma, 1894.
LLONA, Germán, Fundador y redentor. Juan de Mata, Salamanca, 1994.
ROMANO DI SANTA TERESA, Angelo, S. Giovanni di Matha. Fondatore dell'Ordine della SS. Trinità, Vicenza, 1961.

lunes, 28 de enero de 2013

Santa Inés "Segundo", día de la inspiración de la Orden Trinitaria

Bulto de santa Inés a la entrada
de la biblioteca del convento de
los trinitarios de Echegaray,
Madrid-España.
Santa Inés "Segundo"
De Inés mucho se ha dicho, escrito, representado e imaginado, pero lo único que podemos decir con certeza es que en el siglo IV ya tenía culto propio. Murió mártir, al parecer hacia la segunda mitad del siglo III, o más probablemente a principios del IV en Roma. El papa Dámaso honró su sepulcro con un poema, y muchos padres de la Iglesia a partir de san Ambrosio le dedicaron alabanzas.

A finales del siglo XII, la fiesta de santa Inés señalada para el 21 de enero, se encontraba entre las más importantes de la Iglesia, de ahí que en muchas partes de Europa se le celebraba con Octava, es decir, que ochos días después (el 28 de enero), se repetía el oficio litúrgico de la fiesta, por esta razón se le conocía con el nombre de santa Inés "Segundo".

Primera Misa de san Juan de Mata
Muchos contemporáneos a los primeros años de la Orden de la Santa Trinidad tenían claro que la misma había sido fundada por inspiración divina, pero, el primer relato trinitario sobre el origen de la Orden, data de 1250. Según éste, el día de su primera Eucaristía, san Juan de Mata: 
La primera misa de san
Juan de Mata, según la
tradición de la Orden, tuvo
lugar el día de la octava
de santa Inés. Foto:
San Crisógono (Roma)
Al levantar los ojos vio la majestad de Dios y a Dios que asía de sus manos a dos hombres con cadenas en los tobillos, de los que uno parecía de color y deforme y el otro pálido y macilento. Como se demoraba demasiado en la consagración, los circunstantes, es decir el obispo (de París), el abad (de San Víctor), su maestro Prevostino y los demás estaban maravillados de los que podría ser aquello. El mismo obispo, el abad y el maestro Prevostino, dirigiendo sus ojos a lo alto, vieron lo mismo y glorificaban al Señor, y luego lo espabilaron y, volviendo en sí, continuó la misa. Concluida la misa, le preguntaron que había visto. Confesó lo que vio, y alabó al Señor. Y ellos confesaron asimismo lo que habían visto. (Fuentes, doc. 76)
Según el Necrologio de Chateaubriaund, fue el 28 de enero de 1193, octava de la fiesta de santa Inés, cuando san Juan de Mata celebró su primera misa y cuando recibió de modo extraordinario, la inspiración que le lleva a la fundación de una Orden religiosa, dedicada a la redención de cautivos.

Una visión de Inocencio III de la que poco se habla
Inocencio III, elegido papa el 8 de enero de 1198, al parecer, era tratado como un hombre místico y muy ligado a las visiones, por lo menos esa es la imagen que se ve en las crónicas de las diversas Órdenes religiosas por él aprobadas. Franciscanos y dominicos le dan una gran importancia al papel que jugó el papa en los orígenes de sus Órdenes. Los trinitarios no podían quedarse atrás, y ponen en Inocencio III (como lo ha querido la tradición) la visión de un ángel vestido con el hábito trinitario y dos cautivos asidos a sus manos. La secuencia o relato en verso anónimo sobre el origen de la Orden, contemporáneo al documento citado (aproximadamente del 1250), coloca la fecha de dicha aparición, también el día de santa Inés Segundo de 1198:

      
Misa de Inocencio III, que erróneamente se atribuye a
san Juan de Mata. La tiara que sostiene en sus manos
el sacerdote arrodillado (en la parte izquierda de la imagen)
deja claro, que quien celebra se trata de un papa.
Foto: Lienzo, recientemente restaurado, de la
Iglesia de Triora-Italia.
El justo Dios se compadece
aquel día en que se celebra
la fiesta de santa Inés.
El papa entra en el templo,
donde desea vivamente celebrar
movido por la bondad de éstos. (Juan y Felix)

En la misa invoca
al Espíritu para que les conceda
el hábito y la Regla.
Ve un ángel vestido de blanco
y encima puesto el signo
de la cruz es esta forma.
El ángel tiene en sus manos
a dos hombres, cristiano el uno
y sarraceno el otro.
Quieren significar que el pagano
y esta Orden Trinitaria
realizarán canjes.

Cuando el Papa terminó la misa,
mandó llamar a los dos ermitaños
para comunicarles la visión.
(Fuentes, doc. 77.)

Por mucho tiempo, la visión del ángel, que tuvo Inocencio III, opacó la visión que tuviera san Juan de Mata, relegándola a un segundo plano, incluso llegaron a mezclarse ambas experiencias, de tal modo que en la iconografía de dicha visión, encontramos pinturas que representan a Inocencio III y las tenemos como si fueran de san Juan Mata o viceversa. Con el tiempo, la majestad de Dios, de la experiencia de san Juan de Mata, pasó a ser representada por el ángel y no por el Pantocrátor.

El Mosaico del convento Santo Tomás in Formis en Roma,
comisionado por el mismo san Juan de Mata hacia
1210, simboliza la visión que tuvo en su primera eucaristía.

¿Ángel o Pantocrátor?
Antes de decir algo al respecto, cito las palabras del padre fr. Calixto de la Providencia, en su libro sobre la vida de san Juan de Mata:
Un ángel en el pasado se le había aparecido a Moisés, pero los intérpretes de la Sagrada Escritura enseñan que, bajo la figura de un ángel, Dios mismo se la había presentado a los profetas, porque decía: Yo soy el Señor. Lo mismo sin duda a san Juan de Mata. El medallón de Santo Tomás in Formis... no tiene un ángel, sino el Salvador en medio de dos esclavos. (Pie de página 1, p. 103)
     
Santa Inés, ataviada con el hábito
de la Orden Trinitaria. Foto:
Lienzo del Monasterio de las
trinitarias de Lope de Vega.
Madrid (España).
Hoy, todos los escritores de la Orden están de acuerdo en que el Fundador de la Orden trinitaria dejó grabado fielmente el contenido de su visión en el Mosaico de Santo Tomás in Formis en Roma. En él, aparece Cristo Redentor sujetando con sus manos a dos hombres que llevan cadenas en sus tobillos, con esta inscripción: Signo de la Orden de la Santa Trinidad y de los Cautivos. El cual se halla en el sello de san Juan de Mata, como Ministro General y en el de sus sucesores.

Santa Inés, protectora de la Orden desde sus orígenes
Según una antiquísima costumbre, los cristianos tomaban como su protector al santo que, según el calendario litúrgico, correspondía al día de su nacimiento. Lo mismo hacían las obras, empresas o institutos, con el santo correspondiente al día de su fundación o al de algún evento importante de su historia.

En recuerdo de los dos acontecimientos: la primera misa de san Juan de Mata el 28 de enero de 1193 y la misa de Inocencio III, el 28 de enero de 1198, que tenían como pretensión demostrar el origen divino de la Orden, los trinitarios proclamaron a santa Inés como Patrona principal de la Orden, celebrando su fiesta ese mismo día, hasta nuestros días.

BIBLIOGRAFÍA
ANGELO ROMANO DI SANTA TERESA, S.Giovanni di Matha, Fondatore..., Vicenza [1948].
CABROL, Fernand, Octava, en: Enciclopedia Católica.
CALISTO DELLA PROVIDENZA, Vita de San Giovanni de Matha..., Roma 1894.
HERNÁNDEZ, José, Espigando el Patrimonio Trinitario, Roma 2000, p. 13.
LLONA, Germán, Fundador y Redentor..., Salamanca 1994.
PROPIO DE LA ORDEN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
RABRÉ, Ramón, Santa Inés; historia y leyenda, en: Tus Preguntas sobre los Santos.
VIZCARGÜENAGA, Ignacio, Carisma y misión de la Orden Trinitaria, Salamanca [2011].
ZABALETA, Primitivo, La primera Misa, en: San Juan de Mata, Salamanca [1978], p. 132-135.

lunes, 7 de enero de 2013

San Juan de Ribera

    
San Juan de Ribera. Pintura
del siglo XVI de Luis
Morales. Fuente: Wikipedia.
¿Por qué se venera a san Juan de Ribera en el calendario trinitario? ¿Qué relación tiene con la Orden?

Aunque escuchamos hablar en muchas ocasiones sobre la Familia Trinitaria, es menester aclarar que éste es un término prácticamente nuevo (lo que no quiere decir que la realidad de la misma no sea antigua) y genérico (que incluye a religiosos, religiosas y laicos). Dentro de la Familia, se encuentra el Laicado Trinitario, término también nuevo y genérico que incluye realidades diversas, a saber: cofrades trinitarios, la Venerable Orden Tercera Trinitaria y los Laicos Trinitarios de distintos grupos y/o movimientos. Es fácil que se presenten muchas complicaciones a la hora de hablar de los terciarios y cofrades, porque entre estos encontramos también a obispos, religiosos de otras órdenes, sacerdotes seculares e incluso papas. Lo que resulta hasta chistoso, porque leemos en el calendario que se presenta a Inocencio III, papa, como terciario y hoy los terciarios hacen parte del laicado. En definitiva no nos dejemos engañar por los términos.

Aun hoy, existen varias
cofradías trinitarias, la gran
mayoría en España. Foto:
Cofradía de la Sangre de Cristo.
En el caso de san Juan de Ribera, el calendario trinitario lo recuerda en su carácter de cofrade trinitario. Las cofradías trinitarias nacen con san Juan de Mata y desde el principio de llamaron cofradías de la Redención o cofradías de la Santísima Trinidad. Se propagaron por toda Europa, florecieron especialmente en Francia y en España. Su cooperación con los Hermanos de la Santa Trinidad (los frailes), fue decisiva a la hora de la recolección de limosnas para la redención y en la propagación del culto de la Santísima Trinidad. Un cofrade, recibía el escapulario de la Trinidad (con la cruz roja y azul), que lo distinguía como miembro afiliado de la Orden. En nuestros días existen numerosas cofradías trinitarias, de modo especial en España.

Pinceladas biográficas de san Juan de Ribera:
Nació en Sevilla, probablemente en 1522. Era hijo de Dn. Pedro Enríquez de Ribera, duque de Alcalá, marqués de Tarifa y, posteriormente al nacimiento de Juan, virrey de Cataluña y de Nápoles. Se quedó huérfano de madre siendo muy niño.

    
San Juan de Ribera. Fuente:
Hermandad San Esteban.
Estudió en la prestigiosa Universidad de Salamanca, donde consigue el grado de doctor en Teología y se ordena sacerdote. Con solo 30 años de edad, en 1562, el Papa Pío IV, lo nombró obispo de Badajoz. Allí se dedicó con toda su alma a adoctrinar a los católicos e ir en contra del nuevo movimiento de los protestantes, formando pequeños grupos de misioneros, predicando y administrando los sacramentos, visitando los enfermos y socorriendo a los pobres. Más tarde, fue nombrado arzobispo de Valencia y patriarca de Antioquía (1568), a fin de que pudiera afrontar los graves problemas planteados por los moriscos valencianos. El Rey lo nombró virrey de Valencia y, así, llegó a ser al mismo tiempo jefe religioso y jefe civil.

San Juan de Rivera era un obispo muy activo, desde 1569 hasta 1610, hizo 2715 visitas pastorales a las parroquias y los resultados de esas visitas los dejó en 91 volúmenes con 91,000 páginas. Celebró siete Sínodos, o reuniones con todos los párrocos. Fundó el Real Colegio Seminario del Corpus Christi, conocido entre los valencianos con el nombre de El Patriarca, cuyo cometido principal era la formación de sacerdotes según el espíritu y las disposiciones del Concilio de Trento, tal y como recoge el mismo fundador en las constituciones. Se hizo famoso en España, especialmente, por su intervención en la expulsión de los moriscos y por su compromiso con la reforma y Contrarreforma en Valencia.
Los moriscos pidiendo ayuda al santo. Óleo historicista de Francisco
Domingo Marques 1864. Fuente: Pregunta Santoral.
Tuvo amistad con todos los santos que florecieron en aquellos tiempos: San Juan de Ávila, San Luis Bertrán, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Pedro de Alcántara, San Pascual Bailón, San Salvador de Horta, San Alonso Rodríguez, Santa Teresa de Jesús, San Roberto Belarmino, San Lorenzo de Brindis, Beato Nicolás Factor, Beato Andrés Hibernón y Beato Gaspar Bono. El arzobispo de Valencia falleció el 6 de enero de 1611. El papa san Pío V lo llamó "lumbrera de toda España". Fue beatificado por Pío VI en 1796 y canonizado por Juan XXIII en 1960.

Bendición de escapularios con
la cruz trinitaria calzada. Fuente:
Hermanda de la Trinidad de Sevilla.
Relaciones con la Orden Trinitaria
San Juan de Ribera recibió el escapulario trinitario en la cofradía de la Santísima Trinidad del convento de los Calzados de Sevilla, por ello, en nuestro calendario le damos el título de cofrade trinitario. se caracterizó por ser un gran benefactor de la Orden, de la cual se sentía muy orgulloso de estar afiliado. Tenía un gran afecto por el convento de Valencia, ciudad de la cual fue obispo, lo visitaba con mucha frecuencia, al que donó dos grandes cuadros (uno de la historia de la salvación y el otro de nuestros santos Padres Juan y Felix) y depositó en la iglesia conventual, el cuerpo de san Bernardo de Alcira, mártir. Cuando se unen las provincias de Castilla y Aragón es el mismísimo obispo, quien da licencia para la publicación de la edición valenciana de las Constituciones castellanas de 1589. Vistió a los religiosos trinitarios de Valencia con las nuevas capas negras por mandato del Papa (antes eran blancas) en 1577.

Amó grandemente a los religiosos trinitarios P. Fr. Francisco Davon, P. fr. Geronimo Broix y P. Fr. M. Salamanca, con quienes tuvo una estrechísima amistad y confió a los hermanos del convento de Valencia la gran misión de evangelizar, junto con los frailes de la Orden de los Predicadores, a los moros de esa región.

Los trinitarios celebramos su memoria el día 7 de enero.

BIBLIOGRAFÍA
Glosa al proyecto de vida del laicado trinitario, Villanueva del Arzobispo, 2004.
José HERNÁNDEZ, Espigando el patrimonio trinitario, [Roma 2001].
Juan Ximenez, Vida del beato Juan de Ribera, Valencia 1798.
Lorenzo REYNÉS, Crónica de la provincia de Aragón del Orden de la Sma. Trinidad, vol. 5, Palma de Mallorca 1770.
Angelo ROMANO, Le afiliazioni dell'Ordine Trinitario, Isola del Liri [1947].